Parodi Costume Collection
Francisca Parodi worked on her first garment at the age of twelve when her grandmother challenged her to repair a chemise to its original state. Her prowess as a novice seamstress won her the piece as a reward. She never imagined that this first challenge would recur countless times in her future, shaping her into one of the leading collectors and restoration experts of vintage fashion. A native of Madrid, Spain, Parodi spent her childhood browsing through the antique shops of El Rastro district, where she discovered the richness of filigree patterns featured in Edwardian lace garments and Irish Crochet pieces. Her early obsession with geometric designs experienced in fabrics and laces reappeared during her formal training as a Fine Arts student, where she deepened her knowledge of Moorish and Islamic styles in Art and Architecture. In the mid 1960’s she decided to start wearing vintage clothing that echoed her own designs in ceramics as a good luck charm during her opening exhibitions. This practice soon grew into a small personal collection, and along with it, the challenges of conservation. The little seamstress resurfaced as a mature fine artist who reinvented herself into a fashion history collector, curator and restorer. Fifty years later, her vision and work begins to consolidate into documents and events that present seminal topics within a vast and deep collection of the history of fashion design from the mid 1800’s to the late 20th Century.
Francisca Parodi realizó su primera restauración a la edad de 12 años, cuando su abuela la retó a reparar una blusa a su estado original. Su habilidad como novicia en la costura le ganó la pieza como premio. Nunca imaginó que este episodio se repetiría una y otra vez, a lo largo de una carrera brillante como coleccionista y restauradora de la historia del diseño de moda. Oriunda de Madrid, Parodi creció rondando las vitrinas de los anticuarios del barrio El Rastro, de la mano de su madre y abuela, quienes la iniciaron en la práctica romántica de buscar tesoros. Allí, en esas galerías, descubrió su encanto con la filigrana tejida en piezas Eduardianas y encajes de crochet Irlandés. Su obsesión por patrones geométricos reaparece cuando como estudiante de arte, se enfoca en los diseños geométricos del arte y arquitectura moruna e islámica en el sur de España.
A mediados de la década de 1960-1970 decide usar piezas antiguas como representación de sus creaciones como ceramista, y como amuleto de buena suerte. Esta preferencia de indumentaria trascendió a una acumulación de piezas importante y luego a una colección, arrastrando con ella toda la problemática implícita en temas de restauración y conservación. La pequeña costurera se ve obligada a regresar en el alma de una artista madura, quien se reinventa como autodidacta, restauradora y experta coleccionista de la historia del diseño de moda. Hoy podemos presenciar como cincuenta años de trabajo, dedicado al rescate y restauración de la moda, se consolidan en nuevas iniciativas que buscan documentar e iluminar segmentos fundamentales de su maravillosa y amplia colección que abarca desde mediado del siglo XIX hasta finales del siglo XX.